Té marroquí
Una cosa que no debes perderte en tu viaje a Marruecos es probar el icónico té marroquí, también conocido como whisky marroquí o whisky bereber, que es sin duda la bebida más popular del país.
Los marroquíes consideran que el té es una institución y una parte importante de su sociedad. Puede tomarse en cualquier momento y por cualquier motivo; es un símbolo de bondad y gratitud, y a menudo nos invitamos a tomar el té cuando llegamos a una casa o una tienda.
A pesar de servirse caliente, el té con menta tiene un sabor calmante gracias a la menta y permite refrescarse. Es una bebida perfecta para tomar después de una comida porque ayuda a la digestión y nos permite recuperar fuerzas después de un largo día.
Beber una taza de té en buena compañía y tener una conversación divertida es una oportunidad que no debe perderse. Este es un cóctel para reunirse y socializar. Se dice que las mejores ventas se cierran en Marruecos con un buen vaso de té.
Pasos para hacer un buen té marroquí:
Medio litro de agua
1 cucharada rasa de té verde chino (tipo pólvora)
Entre 4 y 6 cucharadas de azúcar
Un manojo de menta
¿Cómo preparar el té marroquí?
Primer paso: Se puso una camiseta ablespoon de té en la tetera, a la que añadimos 100 ml de agua hervida (podemos calentar en un recipiente por separado). Lo dejamos reposar un par de minutos, y pasado ese tiempo hacemos movimientos circulares con la tetera, desechando el agua, para así limpiar las bolas de té. Evidentemente, si la tetera no tuviera filtro, tendríamos que utilizar un colador.
En este primer paso, existen dos variaciones: en el primero, el proceso se divide en dos, agregando una cantidad menor de agua hervida y dejándola reposar un minuto, conservando la infusión resultante para agregarla posteriormente (lo que se llama el alma del té), y luego agregue agua hervida nuevamente, moviendo la tetera y vertiendo esa agua. La otra forma es comprar té en hojas (por ejemplo, el llamado TAJ 9371) , con el que podemos ahorrar en el lavado. Es tu elección sobre cómo hacerla (el sabor final dependerá de ello y si conserva más o menos propiedades), pero la que te indiqué primero es la más común.
Segundo paso: Añadimos al té drenado entre 4 y 6 cucharadas de azúcar (todo depende de lo dulce que desea) y 4 00 mililitros de agua hirviendo. Lo ponemos a fuego medio, esperamos a que vuelva a hervir. En este paso el azúcar es muy importante: incorporarlo ahora, y no al final, hará que sufra un proceso cercano a la caramelización.
Paso 3 : Agregamos la menta y recalentamos por dos o tres minutos más hasta que veamos que está a punto de volver a hervir, y la dejamos a un lado por 3 minutos más. Nos aseguramos que el agua no llegue a hervir, ya que la hierbabuena se puede oxidar, provocando amargor en el té (hay personas que lo dejan hirviendo unos segundos porque les gusta este toque que aporta, sinceramente no lo recomiendo ).
En el paso Final y para poder mezclar bien todos los ingredientes, llenaremos un vaso con el contenido de la tetera y lo volveremos a colocar, hasta tres veces. También conseguiremos que se oxigene todo el contenido del té (haciéndolo más aromático) y que los sedimentos caigan al fondo.
¡Ahora todo lo que tienes que hacer es servirlo en vasos para transportarte a Marruecos! Recuerda verterlo a distancia, como si fueras sidreras profesionales, para generar una capa de espuma en la superficie. Y, para rematar, ¡puedes agregar un poco de menta al vaso para hacerlo aún mejor!
Algunas curiosidades sobre el té marroquí
Siempre se bebe, independientemente de la temporada, y siempre se sirve caliente, incluso en verano o en zonas más cálidas, como el desierto. Los marroquíes suelen decir que así se sacia mejor la sed, lo cual tiene una cierta base científica porque si bebemos bebidas frías nuestro cuerpo tiene que hacer un esfuerzo para regular su temperatura, pero si las bebemos con una temperatura similar a la temperatura corporal no lo haremos. haz ese esfuerzo extra, ayudando a una mejor hidratación.
Profundizando en la costumbre de servirlo caliente, si viajas a Marruecos lo más probable es que se sirva en una copa de cristal ligeramente estrecha. Luego lo llenarán hasta aproximadamente un dedo, con la idea de que sujetes el vaso por el borde para no quemarte.
Aunque la receta aquí indicada es para el té más común, existen infinitas variedades posibles, que dependen tanto de la zona como de los gustos personales. La variación más evidente está en la proporción entre té, menta y azúcar, siendo habitual que en el norte se sirva más dulce y en el sur más amargo.
En otras ocasiones, se añaden unas hojas de verbena de limón, que no solo matizan el sabor sino que también aportan un efecto calmante. Otra forma de variar su sabor es añadiendo unas gotas de agua de azahar y piñones, siendo esta la forma habitual de preparar té en Túnez.
Aunque pueda parecer que el té ha estado arraigado en la historia de Marruecos durante siglos, en realidad, su introducción es bastante reciente. En concreto, data de mediados del siglo XIX cuando, en un intento por ampliar su mercado, fue importado por comerciantes ingleses. Fue entonces cuando los ciudadanos la acogieron, ya que ayudó a suavizar las hasta entonces populares infusiones de menta y absenta.
– Se dice que el té debe servirse tres veces; el primer vaso es « amargo como la vida», el segundo « fuerte como el amor» y el tercero «dulce como la muerte».
Este cambio gradual de sabor se produce porque el azúcar se agrega al inicio de la elaboración del té y no en cada vaso, como es habitual en otros tés. Es por esto que cuanto más se sirve la tetera, más se aprecia el azúcar que cae al fondo. Un ejemplo más de cómo un elemento cultural (aparentemente) simple puede llegar a reflejar toda una filosofía de vida.
Y ahora, con estas últimas curiosidades, descarto la entrada sobre el té marroquí, esperando que os anime a prepararlo en casa. Para conocer más sobre Marruecos, consulte nuestro blog de viajes a Marruecos .